14 de enero de 2009

PASEANDO



Hoy he salido a pasear sin rumbo fijo por las calles de mi ciudad. En el tumulto. Rebotando contra los peatones, corriendo ante los coches, esquivando mierdas de perro. Fuera cascos y músicas. Dentro el ruido. ¿Alguna melodía? No esta mañana. Sólo claxones y retales de conversaciones. Ya pueden matarse a ¿cantar? ¿gritar? los pajaros, nada llegará a mis oidos. Miro mis pies devorando asfalto. Mis zapatillas reventadas. Prefiero zapatos pero no soy masoquista. ¿Cuántos kilometros? ¿cuántas esquinas dobladas? Mis hombros chocan con otros hombros. Indiferencia general. Sólo algún viejo que todavía se considera persona reclama educación a gritos y bastón en mano. El resto no. Sombras sin recuerdo entre las que perderse. Baudelaire la clavó. Agacho la cabeza, me embozo tras la bufanda. Un Flâneur. Cuestión de segundos. Un escaparate. Paso a Benjamin pasajeando. Yo paseando. Agamben, desde lo más oscuro empieza a rebotar dentro de mi craneo... la destrucción de la experiencia. Me alejo del centro de la ciudad...


"Hoy sabemos que para efectuar la destrucción de la experiencia no se necesita en absoluto de una catástrofe. Pues la jornada del hombre contemporáneo ya casi no contiene nada que todavía pueda traducirse en experiencia: ni la lectura del diario, tan rica en noticias que lo contemplan desde una insalvable lejanía, ni los minutos pasados al volante de un auto en un embotellamiento; tampoco el viaje a los infiernos en los trenes del subterráneo, ni la manifestación que de improviso bloquea la calle, ni la niebla de los gases lacrimógenos que se disipa lentamente entre los edificios del centro, ni siquiera los breves disparos de un revolver retumbando en alguna parte; tampoco la cola frente a las ventanillas de una oficina o la visita al país de Jauja del supermercado, ni los momentos eternos de muda promiscuidad con desconocidos en el ascensor o en el ómnibus. El hombre moderno vuelve a la noche a su casa extenuado por un farrago de acontecimientos -divertidos o tediosos, insólitos o comunes, atroces o placenteros- sin que ninguno de ellos se haya convertido en experiencia"


Los ojos empiezan a fijarse en lo que tienen delante. Otra vez mis pies y sus zapatillas reventadas. Pisando arena. Rebozadas en arena. ¿He andado hasta la orilla de un mar? ¿hasta la ribera de un río? Levanto cabeza. Es de noche en el centro de una plaza de toros. Lugar de experiencias. De los pocos que me quedan... El resto es Spleen (jodido Baudelaire, la volvió a clavar).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El flaneur español no es un voyeur. Es ciego y lúcido.
Se llamaba (se llama) Max Estrella.
Iba por el dédalo muy por delante de Dedalus. Quizás Don Latino debió conducirlo en su agonía a una plaza de toros para que doblara en los medios con media en "Tó lo alto".
Esa es nuestra verdadera modernidad. Sobran mojigangas.
Tengo prisa y poco ánimo para rematar la faena... pero !"Ahí le duele"!.
un saludo.

sol y moscas dijo...

(Su Santidad, ¿es usted el Luis de "Toro, torero y afición"?)

Vuelvo de la calle y tiene usted razón... esto es un esperpento. Por mucho que andemos por pasajes lo nuestro es recorrer el callejón del gato. Baudelaire es cada vez más nuestro, pero a Valle lo llevamos en el tuetano...

Gracias por traer a Valle Inclán, venía al pelo, mucho más taurino que Baudelaire... sobre todo porque Don Latino no hubiera encontrado lugar más idoneo para robar la cartera a Max que en una plaza de toros.

Y gracias a usted por pasarse de nuevo por aquí...

un saludo

Anónimo dijo...

Es un "alter ego". Peón de brega fijo en la cuadrilla. Conceptista de capotazos justos y "taparse".

sol y moscas dijo...

Pues su "alter ego" (cosa de superheroes o vigilantes enmascarados) me ha recordado a Domingo Navarro (otro superheroe)...

Aquí la dejo para todo el mundo:

"El ruedo ibérico: Estructura circular . Círculos concentricos. Imposibilidad de escapar. Eterno retorno : Visiones especulares deformadas.
El ruedo ibérico comenzaba con "Cartel de feria" . Nueva temporada que es la misma de un siempre degradado. Ahí estan las huellas de Max Estrella: ciego de verlo todo. Sabe que el dédalo de Dédalo no tiene salida. Fin de trayecto: esa es la modernidad mas lúcida. Y una aspiración imposible : doblar en los medios de un coso vacío. Amén".

"Nueva temporada que es la misma de un siempre degradado"

Amén.