7 de septiembre de 2007

LA TAUROMAQUIA ONÍRICA


Últimamente parezco un jodido escriba egipcio. Todo viene de algo raro que me está pasando por las noches...
Un día me levanté con un cosquilleo que me subía por el brazo. Abrí los ojos y vi a un gato que se debía haber colado lamiendome la palma de mi mano inerte. Desde el principio no me pareció nada tierno. Su cabeza subía y bajaba provocando una sensación de escozor y malestar. Agité la mano y el se giró para mirarme con condescendencia. Era negro como el azabache con ojos como esmeraldas (recien levantado no pidais metaforas mucho más currás), pero lo que me llamo la atencíon fue el globito que colgaba de su boquita. El globito brillaba y era rojo. Era sangre. Detrás de su cabeza aprecié la raja que abría mi piel en dos. El abrevadero gatuno... Me puse en pie, me lavé la herida, la vendé y no quise saber nada más del asunto. Uno que es así.
No sé cuando después, me levanté como un ser humano civilizado. Sonó mi movil, lo descolgué, y me cagué en su puta madre... Pero eso es secundario, lo que nos interesa aquí, es que al acabar de mear (recien levantado no pidais mucha buena educación), encontré en la mesa unas cuantas hojas violadas caligraficamente por un maníaco. Las intenté descifrar entre legañas, captando alguna frase. Recuerdo que alguna me pareció graciosa... Jajajaja, que risa...
Yo vivo en una cueva, de su techo cuelga una cuerda, y de esa cuerda cuelga un Joselito. Lo voy esquilmando con mi cuchillo jamonero, y sí viene una chica, la tumbo en el camastro y la voy cubriendo con lonchas y lonchas. Cuando la grasa se derrite sobre la piel, me la como entera...
Llevaba unos días sin encontrar el cuchillo. Sin un buen cuchillo, la pata no se toca. Las cosas como Dios manda. Resignado, me senté a fumar un porro. En la silla, con el jamón balanceandose sobre mi cara, me recordó a uno de los estudios sobre la crucifixión de Bacon. En medio del trance, me quemé con el mechero y se me cayó la piedra al suelo. Me rebajé como un insecto a mirar debajo de un mueble. Como un cerdo trufero encontré el cacho, y al lado el cuchillo. Tenía el filo manchado de sangre.
No sumo dos más dos son cuatro hasta varios días después. Vuelvo a ojear los papeles después de cenar, intentando sacar algo en claro. Migas sobre las hojas, las aparto y se extienden como un montón de fruta rodando por la calle. Algunas se frenan con surcos en la madera. Letras rayadas. Letras alguna cubierta de costra marrón. Un texto extenso, media mesa. Un grabado digno de un escriba...
Desde entonces el material maníaco-caligráfico ha ido en aumento. Cualquier superficie es buena: espejos, frigorífico, servilletas, camisetas... Cualquier trapo, pero sobre todo cualquier papel... Los voy recopilando, quiero descifrarlos. He llegado a la evidente conclusión de que son fabricados durante ¿ataques? de insomnio aleatorios cuyo fín es el de derramar la tauromaquia onírica que se desarrolla dentro de mi craneo por las noches...
El primer desvarío ya lo he traducido y pasado a medio-limpio, llevandome más cerca de Shinué y sus trepanaciones, que de mi compañero el del Louvre...
En cuanto pueda, seguiré humildemente mis obligaciones llegadas del más allá, y los resultados serán colgados en este blog...
Hasta más ver...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

sueños, heridas que manan sangre, trepanaciones.... ¿estás dentro de mi cabeza, Rafael?. ¡estética de la convulsión!

Pablo. LEGIO X.

Anónimo dijo...

¿ Usted tomó mucho sol en las fiestas de Alba de Tormes ?.
A esos sitios conviene ir cubierto,
es decir con un buen sombrero (no me interprete mal. Un servidor huye de las metáforas... construcciones que debieran estar prohibidas o sujetas a IVA alto).
Cuidese y no haga excesos.El mejor volapié, en corto y por derecho.
Un saludo.

sol y moscas dijo...

Voy a intentar matar recibiendo... espero que, aunque se me vaya la mano baja, aprecie el intento...
por lo demás, gracias por su preocupación señor papa negro, intentaré cometer los excesos justos y tomo nota de su apunte sobre las metáforas...

pablo, convulsión en mis sentidos provoca la verdadera fiesta. La otra, la de ahora, solo me provoca una mezcla de risa y llanto...

un saludo.